Aunque no siempre figura entre los barrios más nombrados de Buenos Aires, La Paternal guarda una riqueza cultural y barrial que lo convierte en un lugar único. Conocido por ser el sitio donde Diego Maradona comenzó su carrera futbolística de tal modo que el barrio combina tranquilidad residencial con una creciente oferta de arte, gastronomía y espacios alternativos. Sus calles apacibles y su ambiente de barrio lo convierten en un refugio del ritmo acelerado de la ciudad mientras que su historia y su presente lo posicionan como un polo cultural en ascenso.
La Paternal es un tradicional barrio porteño donde Diego Maradona dio sus primeros pasos como futbolista que sin duda combina la tranquilidad residencial con una identidad forjada por oficios y comercios de toda la vida. A pesar de su bajo perfil el barrio se destaca por una comunidad con fuerte sentido de pertenencia.
En los últimos años, La Paternal experimenta una transformación como artistas, emprendedores,nuevos proyectos culturales y gastronómicos eligen sus calles arboladas como escenario de tal modo que impulsa una movida en crecimiento sin perder su esencia barrial.
Entre murales de Maradona, cafés con vinilos y bodegones con historia.La Paternal es ese rincón de Buenos Aires que combina lo mejor del pasado con el pulso creativo del presente. Cada esquina guarda una historia y cada visita deja ganas de volver.
Si hay algo que define a Buenos Aires, además del fútbol y el tango es sin duda la pizza. En La Paternal estos dos clásicos se llevan todos los aplausos.
Torino Norte (Av. Juan B. Justo 3995) es una de las pizzerías más tradicionales del barrio, con recetas originales que mantienen su sabor desde 1968 y usan ingredientes de primera calidad.
Pero cuando llega el momento del postre, la estrella es Gino (Av. Juan B. Justo 5183). Fundado en 1943, este bodegón con historia ofrece una legendaria torta de ricota que atrae cada fin de semana a amantes de la gastronomía de toda la ciudad y el conurbano. Una porción nunca es suficiente.
La Paternal es un barrio que no siempre recibe la atención que merece del público, este combina una rica historia futbolística y barrial con una creciente escena cultural y gastronómica. Entre murales emblemáticos, cafés con alma vintage y bodegones tradicionales sus calles reflejan un pasado lleno de identidad que se fusiona con la modernidad y la creatividad de nuevos artistas y emprendedores. Este equilibrio convierte a La Paternal en un refugio porteño auténtico, donde cada visita se transforma en una experiencia única que invita a volver una y otra vez.

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