Sobre un terreno que alguna vez perteneció a Doña Josefina Sarmiento, hermana del presidente y educador Domingo Faustino Sarmiento. Esta panadería abrió sus puertas en 1885. Desde entonces esta panadería con historia abasteció a la clase trabajadora del barrio compuesta por viviendas modestas en una época en la que comenzaban a levantarse los primeros edificios de estilo.
Con casi un siglo y medio de historia este comercio no solo horneó pan, sino también parte de la identidad barrial.
Vecinos antiguos y residentes recuerdan que en otros tiempos el local contaba con mesas para disfrutar un café y que entre sus ilustres clientes figuraron Leopoldo Marechal, Raúl González Tuñón y Julio Cortázar quienes residían en la zona y cursaron estudios en sus alrededores.
El diseño del establecimiento también merece mención ya que se destaca por su fachada vidriada, está nos permite apreciar una selección de delicias artesanales como panes dulces las que destacan son las enzaimadas y esfoliatelas, estas delicias despiertan el asombro de quienes pasan frente a sus vitrinas.
Al ingresar a esta panadería nos recibe una cálida luz blanca ilumina los muros amarillentos, decorados con vitrales de colores y elegantes molduras de madera tallada, evocando un estilo clásico. La atmósfera recuerda a la de un museo en el centro de la pared principal se destaca un reloj antiguo tambien podemos apreciar una pintura de tres mujeres con peinados típicos de los años 20.
En la actualidad por sus puertas entra una clientela variada como transeúntes, vecinos habituales, comerciantes. Así lo señala el actual dueño el señor Messina quien además destaca que las charlas cotidianas con los clientes le permitieron recuperar parte de la memoria viva del lugar.
Este histórico local representa un verdadero símbolo del barrio, no obstante, se destaca por ser un espacio donde confluyen tradición, memoria y vida cotidiana. Sus muros conservan huellas de un pasado ilustre y entrañable mientras que su actividad diaria sigue alimentando no solo el paladar de quienes lo visitan, sino también la identidad de toda una comunidad.
En tiempos de cambios vertiginosos lugares como este nos recuerdan el valor de lo auténtico y lo perdurable.
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