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martes, julio 1, 2025
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 Fogatas de San Juan : ¿cómo conmemora cada barrio?

Los barrios de Buenos Aires mantienen antiguas tradiciones populares, aunque sus orígenes no siempre fueron investigados, simplemente se celebran con entusiasmo. El carnaval y las fogatas son rituales emblemáticos que reúnen a la comunidad, ambos eventos provienen de festividades paganas que luego fueron absorbidas por el cristianismo.

Se acerca el 24 de junio y los porteños reviven una tradición entre pagana y cristiana. Mientras el carnaval es festejado con sus juegos con agua que a veces causaban conflictos entre vecinos, las fogatas de San Juan y San Pedro y San Pablo unían a vecinos y visitantes alrededor del fuego.

Durante estas celebraciones la quema de un muñeco simbolizaba la purificación de los sinsabores del año generando momentos de reflexión y paz entre los mayores envueltos en la magia de las llamas.

Un mes antes de las celebraciones de junio, los jóvenes comenzaban a recolectar materiales combustibles para construir la fogata más grande del barrio, acumulando madera, muebles viejos, neumáticos y aserrín. La competencia entre barrios por tener la pira más espectacular generaba orgullo y rivalidad.

Sin embargo, esta disputa no siempre era pacífica ya que en ocasiones se producían enfrentamientos entre grupos que intentaban robar materiales de otras fogatas dando lugar a guerras barriales que podían durar semanas y afectar a los vecinos especialmente a estudiantes que vivían en zonas enemigas.

La hoguera se armaba en una bocacalle cortando el tránsito con caballetes y tablones. Al apagar la luz pública manualmente el lugar quedaba a oscuras para iniciar el ritual. La fogata en forma de pirámide y rociada con querosén se encendía y las llamas devoraban rápidamente un muñeco que simbolizaba la expulsión de las desgracias. Los niños y vecinos se quedaban hasta la madrugada alrededor del fuego donde asaban batatas y compartían mate para combatir el frío de junio.

Con el avance del progreso el empedrado fue reemplazado por asfalto casas viejas dieron lugar a edificios y se instalaron semáforos dificultando las tradicionales fogaratas. Finalmente, la policía prohibió su realización y la costumbre fue cayendo en el olvido junto con otros juegos y encuentros barriales que formaban parte de la vida cotidiana. Aunque muchos se fueron y los lugares emblemáticos desaparecieron, la memoria colectiva sigue evocando esas noches de fogata manteniendo viva la emoción y el recuerdo de esa tradición.

Las fogatas de junio fueron más que una simple tradición popular en los barrios porteños ya que representaron un ritual comunitario que fortalecía los lazos vecinales, mezclando alegría, rivalidad sana y un profundo sentido de pertenencia.

los barrios que mas viva mantiene la tradición suelen ser : Flores,Parque Avellaneda, Retiro y Villa Lugano.

Algunos a pesar de no quemar los muñecos tradiciones mantiene viva la celebración en patios de Iglesias o en hogueras caseras con el simple hecho de ruinarse frente al fuego y contar anecdotas con las familias y amigos.

Aunque el crecimiento urbano y las nuevas normativas terminaron por extinguir estas celebraciones, el recuerdo colectivo mantiene viva la esencia de esos momentos demostrando que las tradiciones, aunque cambien de forma o desaparezcan físicamente perduran en la memoria y el corazón de las comunidades.

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