El bar Los Andes reconocido como uno de los Bares Notables desde 2013 debido a su valor histórico y cultural anunció su cierre por la insuficiente afluencia de clientes que hacía insostenible su funcionamiento.
La categoría de “Bar Notable” fue instaurada por la Ley N°35 en 1998 mediante la cual se identifica a locales emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente, 92 establecimientos cuentan con esta distinción. Posteriormente en 2014 se promulgó la Ley N°5213 que otorga beneficios fiscales eximiendo a estos bares y cafés tradicionales del pago de Ingresos Brutos con el objetivo de promover su preservación.
No obstante, a pesar de esta ayuda económica la falta de público resultó determinante para el cierre de Los Andes. Los vecinos expresaron su pesar ante la pérdida de este emblemático punto de encuentro, aunque reconocen que la ausencia de clientes era evidente.
Con el cierre del bar Los Andes el barrio de Palermo pierde un fragmento valioso de su historia. Fundado en 2014 en su tradicional ubicación en Scalabrini Ortiz 1316 entre Gorriti y Cabrera, este local fue un punto emblemático para los vecinos del área.
Durante años, Los Andes fue el lugar predilecto para encuentros y charlas cotidianas, especialmente para las viejas generaciones del barrio. Allí se debatían temas diversos como política, fútbol y boxeo, convirtiéndose en un refugio casi exclusivo para hombres en sus inicios.
Este cierre marca el fin de una etapa en la vida social del barrio donde el bar representaba más que un simple café era un espacio de intercambio y camaradería.
Los relatos que se compartían en el bar Los Andes eran coloridos y llenos de exageraciones heroicas. Cada cliente se presentaba como vencedor en sus disputas, conquistador de las mejores mujeres y protagonista de hazañas deportivas como goles memorables o peleas ganadas contra varios adversarios.
El ambiente que hoy podría considerarse “machista” estaba marcado por actividades muy atractivas para su público tales como las mesas de billar y pool eran el centro de la diversión junto con los juegos de cartas como truco, mus y chinchón sin dejar de lado la tradición de tirar dados.
Este escenario recreará una atmósfera de camaradería masculina que definió gran parte de la identidad del lugar.
Los domingos por la mañana en el bar Los Andes eran momentos inolvidables para quienes los vivieron. Los jóvenes bien peinados conocidos como “muchachos que usaban gomina” se reunían para disfrutar del clásico vermouth como aperitivo antes del abundante almuerzo dominical tradicionalmente compuesto por pasta casera.
La escena incluía a niños y sobrinos a quienes se les ofrecían bebidas como Bilz, Crush o Bidou, mientras compartían las tapas que servían a los adultos. Alrededor de la una de la tarde la mayoría regresaba a casa donde el aroma de la salsa de fideos o ravioles con estofado anunciaba la comida familiar.
Luego como cierre de la jornada estaba la salida a la cancha para alentar al equipo de fútbol favorito. Este ambiente porteño el cual fue testigo de tantas historias y tradiciones se despide con el cierre de Los Andes un bar que con su legado histórico que sin duda enfrenta un destino incierto, aunque existe la esperanza de que algún empresario pueda rescatarlo, como ha ocurrido con otros bares notables.
En resumen, el cierre del bar Los Andes representa no solo la pérdida de un espacio físico, sino también el fin de una etapa significativa en la vida social y cultural del barrio de Palermo. A pesar de las medidas legales destinadas a proteger estos locales emblemáticos la falta de clientes ha demostrado ser un desafío difícil de superar. Este hecho invita a reflexionar sobre la importancia de valorar y apoyar los espacios históricos que sostienen la identidad de la ciudad para evitar que se desvanezcan con el paso del tiempo.

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