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martes, agosto 26, 2025

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Barrios porteños que viven en la memoria, pero no en el GPS

La Ciudad de Buenos Aires se puede imaginar como un gran rompecabezas de 48 piezas, una por cada barrio oficial. Sus fronteras quedaron definidas en 2006 cuando Parque Chas se sumó a la lista, aunque en la práctica se siguen reconfigurando día a día.

Zonas como Once, Abasto, Las Cañitas, Tribunales, Parque Centenario, Barrio Norte o Congreso existen en la memoria colectiva. Son nombres que todos reconocen, lugares que la gente llama “barrios”, aunque no figuren oficialmente ya que permanecen fuera del mapa. Ningún GPS, cartografía o aplicación de navegación pueden registrar estos barrios.

Para algunos historiadores un barrio se define como la combinación del espacio público (calles, plazas, esquinas) con lo privado y lo institucional que son clubes, templos, escuelas. De tal modo que señalan que cada vecino establece su sentido de pertenencia en las cuadras donde se siente representado y bajo el nombre que lo identifica.

Jorge López Hidalgo, artista plástico que lleva 19 años viviendo a apenas dos cuadras del antiguo Mercado del Abasto Proveedor expreso lo siguiente: “En el Abasto la historia pesa más que la cartografía. El mercado y las calles donde creció Gardel hacen imposible llamarlo de otra manera”. “Ni siquiera sé bien cómo clasificarlo, ¿Almagro o Balvanera?  Ya que es un terreno intermedio al que todos llamamos Abasto. Cuando me mudé, la zona era distinta pero hoy se ha convertido en un punto turístico con restaurantes, milongas y teatros alternativos”.

El historiador Daniel Balmaceda nos dio a conocer lo siguiente: En sus inicios, los barrios recibieron sus nombres de parroquias como Monserrat, San Nicolás, San Telmo, Santo Domingo y San Francisco. Hacia mediados del siglo XVII y comienzos del XVIII, los mapas comenzaron a reflejar también la organización administrativa de la ciudad. “Existían dos objetivos principales: uno, controlar y optimizar la recaudación de impuestos es decir centralizar a los cobradores por zonas y otro la seguridad para quienes compartían un mismo espacio debían patrullar su sector durante la noche”

Las divisiones que conocemos hoy se definieron mucho después ya que se oficializaron mediante las ordenanzas 23.698 (1968) y 26.607 (1972), ambas durante la dictadura. Ya en democracia se sumaron Puerto Madero y Parque Chas. En el medio quedó la propuesta fallida del intendente de facto Guillermo Del Cioppo, quien en 1982 intentó establecer 149 barrios con lo cual quería subdividir los existentes y crear una nueva nomenclatura que nunca llegó a implementarse.

Sonia Vidal, investigadora en urbanismo del Conicet expreso las siguientes palabras: “El nacimiento de un hito urbano que transforma la vida social y el territorio tal cual como ocurrió con la reconversión de la cervecería Palermo en un shopping a fines de los 90, también da lugar a nuevos nombres”. Esos nombres surgen con los desarrolladores inmobiliarios, pero también se afianzan en la memoria colectiva de tal modo que hoy en día la mayoría de los ciudadanos se identifica como vecino del Alto Palermo”.

Los barrios de Buenos Aires no existen únicamente en los mapas oficiales, sino que también viven en la memoria de los ciudadanos porteño que transitan dia a dia por estos espacios. De tal modo que cada zona se define más por la identidad de quienes la habitan que por límites geográficos precisos.

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